La espada de Bolívar desde el enfoqué geohistórico, caso: El Tocuyo

El año bicentenario de nuestra independencia está enmarcada en la válida discusión sobre los enfoques históricos, como lo es el positivista que no ve la historia como proceso sino como fenómenos aislados que tienen siempre mayor relevancia desde lo cronológico y que deja encerrados en grandes hechos los sucesos históricos, así es como tenemos una educación que aborda la independencia como sólo fechas de cosas que ocurrieron en Caracas o en cualquier otra parte de la República. Pero este enfoqué no es el único, existe otro que ve los acontecimientos como procesos, que no le da tanta importancia a las fechas y que considera el territorio como una totalidad donde se desarrollan los sucesos que tienen una articulación y múltiples visiones, en esa concepción se concibe el enfoqué geohistorico y en el se desprende la necesidad de la construcción de un nuevo discurso históricos sobre la independencia, ubicada en el proceso de emancipación que se inicia en nuestras tierras desde la llegada de los invasores europeos hasta nuestros días, por lo tanto la emancipación es una meta política de crucial vigencia y actualidad.
Es por todo ello, que este nuevo discurso pretende dilucidar, un poco, el periodo de la independencia, desde nuestra especificidad, en El Tocuyo, tratando de desmontar las falacias históricas como si se tratara de desmontar matrices de opinión generadas desde hace mucho tiempo.
Para lograr este fin deberemos entonces identificar el sujeto histórico-social que la historia burgués denomina “tocuyano”. Un idea reveladora que nos dibuja el como la historia burgués pretende, y de hecho lo hace, presentar a la sociedad tocuyana como un homogéneo grupo humano comprometido con la causa realista es la idea que asegura que "Los tocuyanos, celosos en extremo de los privilegios con que se habían mantenido durante siglos, preferían conservar sus tradiciones y costumbres antes que abocarse a transformaciones sociales que a la larga podían perjudicar su sentido de nobleza local." esto lo dice Ermilia Troconis Veracochea al referirse a la participación de El Tocuyo en la gesta emancipadora. De esta idea, muy trabajada por cierto por historiadores con los cuales no compartimos quienes creemos en la memoria de pueblo, se desprende la interrogante ¿es la sociedad tocuyana homogénea y monolítica la que defiende sus privilegios durante la Guerra de Independencia, ó se trata de una clase social: la tocuyana mantuana u oligárquica quien se opone a la independencia?, definido así desde la visión de la lucha de clases, que al fin y al cabo, parafraseando a Marx, es el motor de la historia descubrimos que las dos respuestas son dos visiones de la realidad muy distintas.
Ante ello es valido dilucidar como era esa sociedad, de ella tenemos noticias del obispo Martí quien dice que el 18 de septiembre de 1776 “se iniciaba la visita pastoral” a El Tocuyo “Ya habían visto la ciudad y el río pasaba cerca de ella.” Impresiono “sus templos y el carácter señorial de algunas viviendas” pero aun más importante que esta descripción son los datos demográficos de la visita de este representante de la iglesia cuando establece
“Realmente muchos vivían en sitios diversos, de los que contaban 50, de 11 de ellos pasaban de 100 habitantes, tres de 200 (Guajira Arriba, Guajira Abajo, Guajirita) y dos de 400 (Boros, Palmares); en total, entre todos, sumaban 3.940 feligreses; y no eran todos los foráneos, pues habían bastantes dispersos, aislados. En conjunto, en el campo vivían 4.718 que constituían el 59 por ciento de los 7.958 habitantes que daba el padrón y que comprendía a todas las castas.”
La diversidad social de esta sociedad nos aparece cuando dice que “Habría bastantes esclavos; (…) El esclavaje representaba el 40 por ciento de la población…”
Para complementar estos datos demográficos tenemos la información de que para 1798 la población de El Tocuyo tenia 1.630 españoles y mestizos, 293 indios, 5.886 negros, zambos y mulatos y 1.475 esclavos, para un total de 9.284 habitantes, si vemos por encima esas cifras podemos ver que por cada español existen de 6 a 7 personas de tez mas oscura entonces vemos que los blancos en el dato son una minoría, como minoría siempre son las clases sociales dominantes.
Y de estas divisiones sociales entre pobres y ricos, la misma Ermilia Troconis Veracochea, a quien nadie puede catalogar de historiadora de izquierda nos dice
“Los españoles y los mestizos eran demasiado pocos para explotar, en vasta escala, las riquezas del territorio. Y, como para el trabajo de las haciendas de la costa se recurrió a la importación de esclavos negros, a los elementos y características de una sociedad feudal se mezclaron elementos y características de una sociedad esclavista.”
“La expansión social, económica y cultural que comienza en El Tocuyo se logra gracias al espíritu emprendedor de los grupos españoles, portugueses e italianos que allí habitaban, quienes legaron a sus descendientes su habilidad y su tesón para el trabajo constructivo y creador.”
Olvidando esta autora lo que ella misma dice “es obvio que los intereses de los blancos poderosos no coincidan en ningún momento con los del indígena…” y que “Los Esclavos realizaban trabajos propios de su condición y además trabajo libre, a jornal, cuyos beneficios casi siempre iban a poder del amo.”,
En cuanto a las condiciones de los aborígenes nos dice
“Las siembras de las comunidad indígena coexisten junto a las propiedades de los blancos; en cambio, los conucos de propiedad individual indígena continúan, pero ya con menos fuerza productiva, debido a dos factores primordiales: la disminución de la población indígena” causada por el genocidio aplicado por los europeos “y las usurpaciones (léase robo) que sufrieron sus propiedades” a su vez “También hay un cambio sustancial en cuanto a que surgen y proliferan los arrendatarios mestizos” que le arriendan a los ricos propietarios blancos “y toman mayor incremento las “arboledillas” de los esclavos negros, o sea los conucos de estos dentro de tierras del amo,” que siempre serán blancos “cuyo producto, como es sabido, utilizaban en su propia manutención” lo que era tarea del propietario o amo blanco “o en la compra de su libertad”, que debía ser comprada no por casualidad al blanco rico y propietario de tierras y esclavos.
Así que, como se dice en el argot judicial, a confesión de las partes relevo de pruebas, las condiciones de la sociedad tocuyana son extremadamente de explotación, por lo tanto, el sujeto histórico conocido como el tocuyano, que tiene una forma de comportarse y de actuar, siempre en contra de las transformaciones sociales, o por lo menos aparentando estar a favor de estas cuando puede sacarle ganancia, no es otra que la clase alta tocuyana, pues es esta la única que tiene privilegios, y la cual asume diferentes nombres llegándose a llamar mantuanaje o blancos criollos, amos del valle, capitulares, principales, notables, grandes cacaos o en nuestro caso cañicultores, ilustres o muy específicamente Tocuyanos Ilustres, es decir la burguesía u oligarquía o godarria tocuyana.
Así tenemos, la caracterización de la sociedad tocuyana para la independencia, pero siempre nos han dicho que esta arranca el 19 de abril de 1810, se olvidan de los llamados movimientos preindependentista y desconocemos muchos de nosotros que aquí se da la rebelión de El Tocuyo de 1744, en el que los lugareños de esta jurisdicción declararon su oposición a la Compañía Guipuzcoana. Esto como desobediencia a la orden dada, el 1 de mayo de 1744, por el capitán general de la provincia de Venezuela y el gobernador, un español de apellido Zuloaga, para aglutinar un contingente de hombres armados para ser llevados a Puerto Cabello, plaza que debía ser vigilada y defendida por los españoles, garantizando el control de estos luego del asalto ejecutado por los ingleses un año antes en 1743. Pero la población se rebela el día de la partida del contingente. El 11 de mayo de 1744, al ser entregadas las armas se oponen a partir, se rebelan y ponen en sitio a la ciudad, en diciembre tiene noticias el rey de esta rebelión y aun en esa fecha no era controlada, muy a pesar de que los representantes de la iglesia convidaron a los rebeldes a deponer las armas
“cuando el señor Cura les dijo que si no obedecían mandarían tropas para arrasarlos, el “común” contesto que “no entraran”. Al amenazarlos con que el Obispo les excomulgaría respondieron: “Nos absolverán”. Y cuando por ultimo el Cura les dijo “no se absuelve a rebeldes”, respondieron: “Así nos quedaremos”
De esta rebelión los pobres tenemos nuestro héroe silenciado por la historia burgués: Pedro de la Cruz Calanche. Y de ella se desprende que nosotros tenemos entonces nuestro propio movimiento preindependentista a la cual se sumaron 2000 indios gayones, y que no es más que la continuidad de la resistencia indígena iniciada aquí en 1530, cuando nos invade Nicolas de Federman.
Para 1806, sabemos como parte de una investigación que venimos realizando que a solicitud del cabildo de Caracas, el de El Tocuyo recoge dinero para enfrentarse al hereje Miranda, aportándose, desde El Tocuyo y los pueblos de Guarico y Sanare, para pagar una recompensa vivo o muerto por el precursor de nuestra independencia, y otra vez la iglesia participa pues deciden los cabildos que “…para que llegue a generar noticia: que se le comunicase a esta deliberación al ilustrísimo y reverendísimo señor Arzobispo” tal como si se tratara de Globovisión, El Nacional o El Impulso.
Entre los eventos importantes que se dan en El Tocuyo encontramos la posición asumida por el cabildo tocuyano al ratificar, el 15 de julio, la declaratoria de independencia firmada en Caracas con tan sólo 10 días de diferencia. Este hecho consolida la posición de una parte de la sociedad de El Tocuyo en favor de la independencia, pero no significa que la alta sociedad tocuyana haya apoyado tan histórica decisión del congreso establecido en Caracas ese julio de 1.811 por intereses altruista, sino que al igual que ocurrió en otras ciudades se decide apoyar la independencia porque el cúmulo de contracciones de los mantuanos y la corona española hacen el enfrentamiento inevitable.
Es por eso que de las posiciones reaccionarias asumidas por los tocuyanos ricos que “permanecieron leales al sistema imperante” vemos un cambio en Julio de 1811 y la balanza se inclina a favor de la independencia, por lo tanto los factores patriotas de esta ciudad se anotan una victoria política.
Dice Carlos Felice Cardot “En efecto, el pronunciamiento de El Tocuyo se efectuó el 15 de julio de 1811. así lo testifica el Cabildo por acta del 21 del propio mes, al ratificar aquella soléenme decisión” esto ocurre luego de saber las noticias de la decisión tomada por el “Supremo Congreso Venezolano” el 5 de julio de ese año, reunidos en el Ayuntamiento de El Tocuyo se decide reafirmar la declaración de independencia, para después en “Cabildo Abierto” a donde acudieron un grupo de vecinos de la ciudad el día 27 de ese mes, levantándose un acta de la que dice Carlos Felice Cardot “No obstante que no son propiamente estos documentos las actas de independencia de la comunidad, constituyen sin duda, una especie de continuación del acto que celebraron el día 15, o sea días antes en forma expresa, se pronunciaron por la independencia.”
Pero este acto de la reafirmación de la independencia no se queda solo en el papel, se hace necesario poner en su sitio las actuación de hombres y mujeres, que han sido guardados en el olvido de la historiográfica oficial y que lucharon por la independencia de las antiguas colonias españolas, caso especial el de Gregorio Moran, y sus hijos Jacinto y José de la Trinidad Moran, entregados por su padre a Bolívar en la Campaña Admirable cuando esta paso por Trujillo, en la época del Decreto de Guerra a Muerte. Por su compromiso en esos días Gregorio Moran pago con su vida en 1814 cuando “caía bajo los fogonazos de los fusiles españoles junto con otros patriotas”.
Además de ello, por El Tocuyo en 1813 pasa José Félix Ribas, comandante de la retaguardia de Campaña Admirable y los ricos de El Tocuyo le oponen las armas y salen de aquí en búsqueda de las tropas realistas para luego enfrentarse a Ribas en la Batalla de los Horcones el 22 de julio. Mientras eso ocurre la iglesia ordena a los curas rogar por la causa realista en los pueblos que constituyen la misma ruta por la que en ese año avanza José Félix Ribas.
Es necesario que también mencionar al Doctor Cruz Limardo quien se destacaría durante todos los años siguientes de la guerra, participando en Los Horcones, al mando de José Félix Ribas a quien se le une en El Tocuyo, teniendo que exiliarse después de la caída de la segunda republica en Haití y Santo Domingo (actual Republica Dominicana) hasta que en 1821, después de la Batalla de Carabobo, regresa a El Tocuyo, de donde se vuelve a tener noticias de él cuando en 1825.
También se nos niega a los morandinos por la historia de los ricos que el tratado de armisticio y regularización de la guerra se elaboro en 1820 entre la población de Humocaro Bajo y Carache, estado Trujillo, del que fue Antonio José de Sucre el responsable por el lado patriota. La iglesia de la época pide “aplacar a Dios y pedirle la paz y concordia en la provincia”.
El 16 de agosto de 1821 se produce la vista oficial de Bolívar a El Tocuyo, las pruebas históricas están y de ello podemos decir que se quedo en casa, en la actual carrera 12 con calle 19, casa de un revolucionario de la época, a quien El Libertador estimaba mucho, el Catire Hipólito Casiano Lucena, hombre comprometido con al revolución y quien llego a enfrentarse con la clase alta tocuyana al promulgar, como miembro del cabildo y alcalde, que ya el orden colonial no debía existir, que mas nadie llame amo a nadie era parte del discurso de Lucena en aquellos días, y bien caro pago por ello porque los ricos tocuyanos le dan muerte en 1825, pero el crimen no es callado y una esclava Mauricia, digna representante de la mujer rebelde denuncia la muerte, en una ritma que se conserva en la memoria oral de los habitantes de El Tocuyo
"Arriba le digo
le vuelvo a decir
que lo vide entrar
pero no salir.
Arriba le digo
doña encarnación
que mató a Casiano
con mano de pilón."
Aunque trataron de esconder su cuerpo como igual los adecos desaparecían a los nuestros en los años 60 del siglo pasado aun la memoria del pueblo denuncia las atrocidades de los ricos, contra Hipólito Casiano Lucena, y su muerte genero en la época toda una tendencia radical de los y las revolucionarias independentista que no concebían la continuidad de las mismas relaciones sociales de la colonia durante la republica.
Volviendo a la fecha que celebramos; aunque demás esta decirlo las fechas son superficiales, profundo son solo los procesos sociales; debemos aclarar que el 15 de Julio de 1811, no se puede entender que El Tocuyo declaro la independencia pero si es como lo vemos nosotros, es el acto de confirmación de dicha medida, la creación de nuestra republica no puede ser vista como un mero acto administrativo, es el acto en que se une nuestra ciudad con todas y sus contradicciones sociales a la rebelión continental que hundirá al régimen colonial español, no celebrarlo solo se equipara con que aquí en este municipio seguimos celebrando el 7 de diciembre, fecha funesta de la fundación de El Tocuyo, por eso es necesario detenerse y pensar si en esta Revolución Bolivariana y Socialista, por ende Antiimperialista, vamos a dejar de darle importancia al momento en que nos sumamos la independencia para seguir enarbolando las fechas de lo colonia. Es simple nos lo dice Ali Primera en su canto comprometido: La Burguesía es hija de la Colonia y Viceversa, por eso desde aquí es necesario decirlo
¡NI BURGUESÍA, NI COLONIA! ¡INDEPENDENCIA Y REVOLUCIÓN!

¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE!

Lcdo. Rolando José Graterol Guzmán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

SULUDOS QUE BUENA IMFORMACION PARA DARLA A CONOCER EN NUESTRO MUNICIPIO

Rolando José Graterol Guzmán dijo...

Me alegra que a alguien le haya gustado y dejara su comentario, pues una sola observación anima a seguir adelante.